Así lo afirma la organización ONU Mujeres, quién a través de un reporte advierte que las inversiones en empresas de mujeres son aún muy poco representativas dentro de la inversión de impacto.

Dicha organización advierte que tras la pandemia de COVID-19, las mujeres han sido aún más discriminadas, pues además de que ellas en su mayoría han sido las encargadas de realizar los cuidados a los enfermos por el coronavirus se vieron obligadas a dejar sus trabajos, también les es más difícil acceder a créditos para negocios.

Por ejemplo, ONU Mujeres advierte que de las empresas que reciben inversiones de impacto, sólo 22% se realiza en empresas con al menos una mujer fundadora, y si se consideran todas sus fundadoras mujeres, el porcentaje de inversión se reduce a 8%.

Así mismo, advierte que apenas 20% de las compañías de capital de riesgo y capital privado en América Latina tienen un equipo de liderazgo sénior con equilibrio de género, esto de acuerdo con datos de la Corporación Financiera Internacional (CFI).

Para ONU Mujeres, las economías además desaprovechan el potencial que tienen las mujeres para contribuir al crecimiento de los países.

“Reincorporar a las mujeres a la economía, no es únicamente una cuestión de la más elemental justicia, sino también de que, si se ponen en marcha las condiciones para activar el desaprovechado potencial económico de las mujeres, tendríamos una economía más sostenible, empresas con mayores retornos económicos y sociedades más prósperas”, asegura ONU Mujeres.

Y es que de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la participación de las mujeres en el mercado de trabajo cayó a 46% en 2020 y el desempleo subió a 12%.

A pesar de la brecha salarial entre hombres y mujeres, más de 73% de quienes hicieron frente a la pandemia en los hospitales y centros de salud fueron mujeres.

ONU Mujeres trabaja actualmente en el desarrollo e impulso de tres acciones, principalmente, para tratar de contrarrestar está discriminación que reciben las mujeres en las economías de los países latinoamericanos.

En primer lugar, señala ONU Mujeres, es necesario que se erradicaran las leyes discriminatorias que impiden el pleno ejercicio de los derechos económicos y laborales de las mujeres de América Latina y el Caribe.

Afirma que se trata de un primer y necesario escalón hacia la consecución de una igualdad real y sustantiva entre hombres y mujeres, que en este escenario de salida de la pandemia se ha convertido en un requerimiento preponderante e inaplazable.

La segunda tiene que ver con que la sociedad se transforme hacia lo que llama una “sociedad de los cuidados”. ONU Mujeres explica que en asociación con la Cepal han hecho una propuesta para promover Sistemas Integrales de Cuidados que busquen el reconocimiento, reducción y redistribución del trabajo de cuidados, hacer realidad el derecho al cuidado de las personas que lo necesitan, pero también los derechos de las personas cuidadoras.

Finalmente, ONU Mujeres busca influenciar en la movilización de financiamiento innovador, promoviendo un mayor compromiso de las empresas privadas con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, y fortaleciendo el ecosistema financiero y de la inversión con impacto de género.