Gustavo Amelteno lleva 10 años captando fibras y metales en Puebla, su actividad contribuye a que México sea líder en América Latina en la industria del reciclaje.

“Hay que reciclar no por imagínense mucha gente lo toma y ahí deja las cosas por ejemplo el PET y as”, expuso.

A través de su oficio, en México se recuperan más de 35 mil toneladas de envases de PET cada mes, prácticamente 6 de cada 10 botellas lanzadas al mercado.

“Viene una camioneta y ya se lo llevan, no sabemos dónde lo mandan, pero va a la inyectadora hay un molino que lo hace polvo y luego otra vez lo vuelve a reciclar”, mencionó.

En la última década, la separación de residuos y reciclaje cobró relevancia, al quedar demostrado que es esencial para proteger nuestro planeta. En este periodo, recicladoras como la de Gustavo se consolidaron y aunque falta mucho por concientizar, las y los poblanos acuden a depositar PET, cartón o fierro. Así lo compartió Aldo Martínez quien lleva un año con esta práctica.

“Pues que se animen una de dos porque muchos de estos objetos se pueden reciclar y se pueden usar como exhibidores y el PET y cartón para hacer manualidades y la otra parte la vendo es el consejo que le daría a muchas personas”, expuso.

Aunque no hay cifras precisas, se estima que al año se reciclan 420 mil toneladas de PET equivalentes 16 mil 800 millones de botellas, con lo que se evitan mil 394 toneladas emisiones de CO2 y se ahorra el uso de un millón 848 mil barriles de petróleo anuales.

“Ya he visto que mucha gente por ejemplo guarda sus cositas y las llega a vender y ya se llevan su dinerito, todos ganamos es una cadena tanto el que vende como el que compra y así se va”, indicó.

Además de recibir PET, Gustavo también acepta cartón que lo compra en un peso el kilogramo, al igual que el papel. En tanto, paga en cinco pesos cada kilo de fierro, 22 el de aluminio, y siete pesos el de PET.

Ahora ya lo sabes, en la industria del reciclaje todos ganan ¡no cuesta nada! lo único que debes hacer es separar desde casa PET, cartón y papel para después venderlo y así se puedan fabricar nuevos productos, evitando que los desechables no lleguen a las calles, barrancas o ríos.