¡Síguenos!
TwittearVisitas: 256
El entrenamiento de modelos como GPT-3 puede utilizar hasta 700,000 litros de agua.
El crecimiento de la IA podría aumentar significativamente la demanda hídrica global.
La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado múltiples sectores, pero su desarrollo conlleva un impacto ambiental menos conocido: el consumo de agua. Los centros de datos, esenciales para entrenar y operar modelos de IA, requieren sistemas de refrigeración que utilizan grandes volúmenes de agua para mantener temperaturas óptimas.
Un estudio de la Universidad de California, Riverside, reveló que una sesión promedio en ChatGPT, que incluye entre 10 y 50 interacciones, puede consumir hasta medio litro de agua. Además, el entrenamiento del modelo GPT-3 habría utilizado aproximadamente 700,000 litros de agua, equivalente a la cantidad necesaria para fabricar 320 vehículos eléctricos Tesla.
La creciente demanda de IA sugiere que, para 2027, estas tecnologías podrían requerir entre 4,200 y 6,600 millones de metros cúbicos de agua, superando el consumo anual total de países como Dinamarca o representando la mitad del consumo del Reino Unido.
Empresas líderes como Microsoft y Google han experimentado incrementos significativos en su consumo de agua debido al auge de la IA. Microsoft, por ejemplo, aumentó su uso de agua en un 34%, mientras que Google registró un incremento del 20%. Wikipedia, la enciclopedia libre
Es esencial que la industria tecnológica aborde estos desafíos implementando prácticas sostenibles y desarrollando modelos de IA más eficientes, con el objetivo de reducir su huella hídrica y mitigar el impacto ambiental asociado al avance de la inteligencia artificial.Wikipedia, la enciclopedia libre
La IA y su huella hídrica: un desafío ambiental emergente
El desarrollo de la inteligencia artificial incrementa la presión sobre los recursos hídricos.
Se estima que para 2027, la IA podría consumir más agua que países enteros.
Empresas tecnológicas enfrentan el reto de equilibrar innovación y sostenibilidad.
La expansión de la inteligencia artificial (IA) ha traído consigo un aumento en el consumo de agua, especialmente en los centros de datos donde se entrenan y operan estos modelos. Estos centros requieren sistemas de refrigeración que utilizan grandes cantidades de agua para disipar el calor generado por los servidores.
Investigaciones indican que, si Estados Unidos aloja la mitad de las cargas de trabajo de IA a nivel mundial, la operación de la IA podría representar entre el 0.5% y el 0.7% del total de su extracción anual de agua. oecd.ai
Además, se proyecta que, para 2027, la demanda global de IA podría requerir entre 4,200 y 6,600 millones de metros cúbicos de agua, superando el consumo anual de países como Dinamarca y representando aproximadamente la mitad del consumo del Reino Unido.
Empresas como Microsoft y Google han reportado aumentos significativos en su consumo de agua debido al crecimiento de la IA. Microsoft, por ejemplo, incrementó su uso de agua en un 34%, mientras que Google registró un aumento del 20%.
Este panorama subraya la necesidad de que la industria tecnológica implemente estrategias sostenibles, desarrollando modelos de IA más eficientes y adoptando prácticas que minimicen su impacto ambiental, especialmente en lo que respecta al consumo de agua.