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La inflación subyacente se mantiene estable; alimentos bajan, vivienda sube.
En un giro que sorprendió a más de un analista, el Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos se moderó en abril y creció apenas un 2.3 % interanual, según reportó el Buró de Estadísticas Laborales (BLS). Es el incremento más bajo desde febrero de 2021, y una ligera desaceleración frente al 2.4 % de marzo.
Y es que muchos anticipaban que los efectos de la guerra arancelaria del presidente Donald Trump —intensificada hasta hace poco— iban a sentirse más fuerte. Sin embargo, el nuevo acuerdo con China, que redujo los aranceles del 145 % al 30 %, parece haber traído una bocanada de aire fresco al mercado.
En el análisis mensual, la inflación subió apenas un 0.2 %, luego de un tímido descenso del 0.1 % en marzo. Es un dato que algunos ven como una señal de que los nuevos aranceles apenas empiezan a hacer eco en los precios.
Lo que sí subió de forma notable fue el índice de vivienda, con un aumento del 0.3 %, aportando más de la mitad del alza general. Por otro lado, la inflación subyacente (que excluye alimentos y energía) se mantuvo en 2.8 %, estable pero aún lejos de los niveles ideales.
Mientras tanto, los precios de los alimentos bajaron un 0.1 %, el mayor retroceso desde septiembre de 2020. Destacó la caída en huevos (12.7 %) y en carnes y pescados (1.6 %). En contraste, los costos de energía subieron 0.7 %, impulsados por el gas natural y la electricidad, que compensaron la baja en gasolina.
La Reserva Federal, por su parte, decidió no mover sus cartas: mantuvo las tasas de interés entre 4.25 % y 4.5 %, buscando estabilidad mientras se aclara el panorama económico.
Con información de EFE