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Las acciones militares se presentan como logros para la paz.
Se plantea una pausa de 60 días al conflicto en Gaza.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha decidido nominar al expresidente Donald Trump al Premio Nobel de la Paz, justo después de coordinar ataques contra instalaciones nucleares iraníes. La noticia fue revelada durante una elegante cena en la Casa Blanca, donde ambos líderes compartieron elogios mutuos y discutieron una posible tregua en el conflicto con Hamás.
Netanyahu entregó en mano una carta dirigida al Comité Nobel, asegurando que Trump “forja la paz, país por país, región tras región”. La nominación busca exaltar su papel en recientes mediaciones y en operaciones militares que, paradójicamente, se presentan como esfuerzos por estabilizar la región.
La velada diplomática, cargada de simbolismo político, sirvió también para abordar una propuesta de alto al fuego de 60 días en Gaza, una región devastada por la ofensiva israelí.
El trasfondo de esta nominación remite a años de presión del gobierno israelí para que Washington interviniera con fuerza contra Irán. Trump ordenó bombardeos con misiles Tomahawk y desplegó bombas búnker en tres puntos críticos del programa nuclear iraní. Estas acciones fueron aclamadas como parte de una estrategia de "paz disuasiva".
Trump, quien ha mostrado ambición por el Nobel, aprovechó el momento para recordar su papel en treguas diplomáticas previas, incluyendo entre India y Pakistán o Congo y Ruanda, así como negociaciones con el propio régimen iraní.
“Esto, viniendo de usted, tiene un peso especial”, dijo Trump a Netanyahu durante el brindis.
No obstante, la visita del primer ministro no escapa a la sombra de la guerra en Gaza, ni a las dudas sobre el impacto real de su ofensiva.