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Universidades deberán verificar historial de conducta escolar.
Respeto será requisito clave para acceso a educación superior.
Corea del Sur anunció una medida que pretende marcar una ruptura en el sistema de educación nacional: a partir de 2026, ningún estudiante con antecedentes de bullying podrá ingresar a la universidad. La decisión responde a una creciente preocupación social por la violencia escolar y sus efectos de largo plazo, y plantea una reconfiguración del vínculo entre formación académica y responsabilidad comunitaria.
El gobierno surcoreano estableció que todas las instituciones de educación superior deberán revisar los historiales de comportamiento antes de aceptar a nuevos postulantes. La disposición no cuestiona los logros académicos, sino que sitúa el respeto y la empatía como criterios centrales para la construcción del futuro. La autoridad educativa señaló en su comunicado oficial que “el talento no vale si no hay empatía” (Comunicado oficial).
La medida opera con un mensaje directo: la excelencia no se reduce a calificaciones. La sociedad surcoreana busca consolidar un entorno escolar donde la convivencia ética sea indispensable. Con ello, el gobierno aspira a erradicar el acoso desde la raíz, creando una cultura donde los estudiantes comprendan que el éxito académico no borra la violencia ejercida.
El cambio representa un desafío para escuelas, familias y universidades, que deberán fortalecer mecanismos de acompañamiento y prevención. Pero también abre una discusión global sobre cómo los países entienden la formación integral. En este caso, Corea del Sur apuesta por formar más que profesionales: formar ciudadanos responsables.
