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Cambios incluyen nuevos materiales y diseño estandarizado para piezas circulantes.
La Cámara de Diputados aprobó —con excepción del PAN, que votó en contra— las iniciativas impulsadas por Claudia Sheinbaum para modificar las monedas de $10 y $20. La propuesta persigue un objetivo directo: abaratar costos de producción y devolver al uso diario las piezas de $20, que hoy más de la mitad de las personas conserva como artículo de colección o forma de ahorro.
El cambio más notable recae en la moneda de $20. La reforma plantea que deje de ser una pieza conmemorativa y regrese al bolsillo cotidiano. Para lograrlo, se propone estandarizar su diseño y sus materiales, incorporar aleaciones más económicas y mantener la forma dodecagonal, que el 88% de los usuarios reconoce como más cómoda para manipular. También se incluye un diseño permanente con el Templo de Kukulkán, además de nuevos elementos de seguridad. Las piezas actuales seguirán vigentes hasta que Banxico determine su retiro.
En la moneda de $10 el ajuste es más puntual: solo cambia el material. El núcleo dejará de ser de alpaca plateada y será reemplazado por acero recubierto de níquel, una alternativa más barata, más resistente y avalada por la Casa de Moneda y la UNAM. La intención es clara: reducir costos, mejorar la durabilidad y mantener la compatibilidad con máquinas de pago sin alterar el diseño.
La reforma avanza con un mensaje preciso: modernizar el circulante sin afectar su valor, apostando por materiales que permitan una fabricación sostenible y funcional para el uso cotidiano.


