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En 1917 dio al país su carta magna
Fue asesinado en Puebla, pero su legado sobrevive
La historia de Venustiano Carranza comienza en Cuatro Ciénegas, Coahuila, pero va mucho más allá. Hijo de un militar juarista, su vida estuvo marcada por la política desde joven. De hecho, reemplazó a su propio padre como presidente municipal. Pero su relación tirante con el gobernador Garza Galán lo llevó a renunciar... y buscar otros caminos.
En 1913, tras el golpe contra Madero, Carranza levantó la voz (y el ejército) con el Plan de Guadalupe, convirtiéndose en el primer jefe del Ejército Constitucionalista. Desde ahí, su rol en la Revolución fue imparable.
Dos años más tarde, tomó el poder y en 1917 promulgó la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, una respuesta directa a los reclamos de justicia social, tierra y derechos laborales. Fue elegido presidente y desde ahí intentó reconstruir un país en ruinas.
Lamentablemente, su intento de mantenerse en el poder terminó en tragedia:
Carranza murió la madrugada del 21 de mayo de 1920 tras ser asesinado a traición por el general Rodolfo Herrera en Tlaxcalantongo, Puebla.
Sus restos fueron sepultados en el Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México hasta 1942, cuando fueron trasladados al Monumento a la Revolución, donde aún descansan entre otros héroes.