¡Síguenos!Pocos días después de la agresión japonesa a Pearl Harbor, ocurrida el 7 de diciembre de 1941, México rompió relaciones con Alemania, Italia y Japón, las potencias que conformaba el Eje.
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El primer ataque sucedió cuando embarcaciones alemanas torpedearon y por lo tanto provocaron el hundimiento del barco mexicano, el “Potrero del Llano” hundido frente a las costas de Florida el 13 de mayo de 1942. Ante lo sucedido, México emitió un documento para que Alemania se hiciera responsable y cubriera la indemnización por los daños y perjuicios causados, pero la cancillería alemana ni siquiera aceptó recibir la petición. Al contrario, siete días después se hizo el segundo ataque al “Faja de Oro”, a pesar de México se mantenía neutral en el conflicto bélico.
El 28 de mayo de 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, el presidente Manuel Ávila Camacho presenta ante la Cámara de Diputados el proyecto de ley para declarar el estado de guerra. “El estado de guerra es la guerra con todas sus consecuencias”, México declaró la guerra a las potencias del Eje -Italia, Alemania y Japón- para defender la soberanía nacional de las dos agresiones cometidas por alemanes, en donde murieron 23 tripulantes mexicanos.
La colaboración de México con los aliados en un principio se limitó a defender el territorio nacional, en especial la península de Baja California. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos presionó para que México se hiciera presente en el frente de batalla con una “fuerza simbólica”. Por tal motivo Ávila Camacho decidió enviar el Escuadrón 201, de la Fuerza Aérea Mexicana, el cual estaba integrado por 300 hombres. El cual partió a un campo aéreo en Texas en donde recibió entrenamiento y el 27 de marzo de 1945 fue trasladado a las Isla Filipinas para entrar en acción en junio siguiente.
Los pilotos mexicanos habían comenzado a atacar las posiciones del ejército japonés en Formosa cuando, el 6 de agosto del mismo año, la aviación estadounidense lanzó sobre Hiroshima la primera de las bombas atómicas que obligaron a Japón a rendirse, acelerando así el final de la Segunda Guerra Mundial. Con la intervención del Escuadrón 201, México pudo figurar entre las naciones victoriosas y así participar en las conferencias internacionales celebradas en la posguerra.