¡Síguenos!
TwittearVisitas: 233
El caso incluye el asesinato de su madre y su padrastro
Un tribunal del estado de Arizona sentenció a pena de muerte a Cleophus Cooksey Jr., de 43 años, tras declararlo culpable de una serie de asesinatos registrados en el área metropolitana de Phoenix durante tres semanas de 2017, en los que murieron ocho personas, incluida su madre.
El veredicto, emitido este jueves, estableció la pena capital en seis casos. Sin embargo, en los homicidios de Rene Cooksey y su padrastro, Edward Nunn, el jurado no logró un acuerdo sobre la condena. Las autoridades judiciales evaluarán si se celebra un nuevo juicio para definir la pena o si se imponen condenas de prisión perpetua.
Durante el proceso judicial, Cooksey negó su responsabilidad, y las autoridades no lograron establecer un motivo claro detrás de los ataques, que sacudieron a la comunidad local por su nivel de violencia.
Los hechos ocurrieron entre finales de noviembre y mediados de diciembre de 2017.
El 27 de noviembre, Andrew Remillard (27) y Parker Smith (21) fueron encontrados muertos con disparos en la cabeza dentro de un automóvil en Phoenix.
El 2 de diciembre, Salim Richards (31) fue asesinado mientras caminaba por el oeste de la ciudad; su cuerpo no tenía una pistola Glock de 9 mm ni un collar.
El 13 de diciembre, Latorrie Beckford (29) fue hallada sin vida con dos disparos en la cabeza en un complejo de apartamentos de Glendale.
Dos días después, el 15 de diciembre, Kristopher Cameron (21) murió de un disparo cuando acudió a otro complejo de Glendale para concretar una transacción de drogas con Cooksey, de acuerdo con la policía.
Apenas hora y media más tarde, María Villanueva (43) fue captada por cámaras de seguridad al ser abordada por un hombre que huyó en su automóvil. Su cuerpo apareció al día siguiente en un callejón de Phoenix, con heridas de bala y signos de agresión.
Finalmente, el 17 de diciembre, tras un reporte de tiroteo en un apartamento del centro de Phoenix, la policía detuvo a Cooksey luego de un breve forcejeo. En el interior se hallaron los cuerpos de Rene Cooksey y Edward Nunn, ambos asesinados a tiros.
Los investigadores recuperaron el arma de Richards, vinculada balísticamente a otros crímenes, además de las llaves del vehículo de Villanueva y el collar sustraído, que Cooksey llevaba al momento de su arresto. El caso, bajo revisión judicial durante años, concluyó con una condena ejemplar.


