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El impacto en la salud mental de la pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en personas con y sin trastornos depresivos, de ansiedad u obsesivo-compulsivos ha demostrado, según el primer estudio con datos pre y durante COVID-19, ser dispar. Desde que se informó el primer caso confirmado de COVID-19, esta enfermedad ha tenido un gran impacto en todos los aspectos de la sociedad.

Medidas como la cuarentena, el encierro y el distanciamiento físico, en respuesta al creciente número de casos y muertes atribuidas, también podrían haber afectado negativamente la economía, el empleo y la salud pública. Con la preocupación por la incertidumbre futura, ha aumentado la preocupación por las secuelas de salud mental. La mayor parte de la evidencia sobre el impacto se basa en muestras de conveniencia, sin información prepandémica comparable, lo que compromete la validez de los datos.

Los resultados podrían diferir entre los grupos de población. En particular, las respuestas emocionales y su manejo podrían ser más sustanciales entre los grupos vulnerables, como las personas con afecciones psiquiátricas preexistentes. La inestabilidad financiera y las pequeñas redes sociales son comunes entre las personas con enfermedades mentales.

Como resultado de la recesión económica y la conectividad social restringida, la pandemia de COVID-19 podría presentar un factor de estrés sin precedentes para estos sujetos. Medidas como las restricciones de viaje a nivel nacional y la cuarentena, y los cambios en la forma en que se brindan los servicios de atención médica, podrían interrumpir el acceso y la prestación de atención psiquiátrica. Así, el riesgo de recaídas o empeoramiento de las condiciones de salud mental existentes podrían aumentar.

La evidencia relacionada con el impacto en la salud mental de la pandemia de COVID-19 entre personas con trastornos de salud mental se ha restringido a estudios transversales. En un estudio chino a pequeña escala que utilizó un muestreo por conveniencia para reclutar participantes, se informaron más síntomas de depresión y ansiedad, estrés e insomnio entre quienes tienen trastornos psiquiátricos que entre los que no.

En una muestra australiana no probabilística, la angustia psicológica fue mayor entre las personas con trastornos del estado de ánimo autoinformados que entre los que no los tenían. Sin embargo, los síntomas antes de la pandemia de COVID-19 no se midieron en estos estudios, por lo que no está claro si la pandemia realmente provocó cambios en los niveles de síntomas en las poblaciones con trastornos psiquiátricos.

En una encuesta realizada en Australia, la angustia psicológica fue mayor entre las personas con trastornos del estado de ánimo autoinformados que entre los que no los tenían.

En una encuesta realizada en Australia, la angustia psicológica fue mayor entre las personas con trastornos del estado de ánimo autoinformados que entre los que no los tenían.

Un intento mental
De manos de un numeroso grupo de profesionales de diferentes disciplinas provenientes del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam, llegó un nuevo estudio publicado en The Lancet que utiliza datos longitudinales de tres cohortes de casos y controles de psiquiatría existentes, incluidas personas con y sin trastornos de salud mental (depresivos, de ansiedad o trastornos obsesivo-compulsivos).

La recopilación de datos para las tres cohortes comenzó a principios de la década de 2000, y la información más reciente de las mismas personas se recopiló entre 2 y 8 semanas después del cierre nacional en los Países Bajos. El objetivo fue comparar entre individuos con un número diferente y cronicidad de trastornos de salud mental, el impacto percibido de la pandemia y el grado en que las personas pudieron afrontar positivamente la situación y los cambios en los síntomas de depresión. ansiedad, preocupación y soledad desde antes hasta durante el COVID-19.

Las respuestas graduadas entre el número y la cronicidad de los trastornos depresivos, de ansiedad u obsesivo-compulsivos y el impacto percibido en la salud mental del COVID-19, el miedo al virus y una menor capacidad de afrontamiento durante las primeras semanas después del cierre, tanto antes como durante la pandemia de COVID-19, los niveles de síntomas de depresión, ansiedad, preocupación y soledad eran sistemáticamente más altos en personas con trastornos de salud mental múltiples y crónicos.

Sin embargo, los especialistas no encontraron evidencia de que hubiera un fuerte aumento de los síntomas en aquellos con una mayor carga de trastornos. Como se esperaba, el impacto percibido en la salud mental y el miedo al COVID-19 fueron más sustanciales entre los participantes con trastornos de salud mental de por vida, y estos individuos lucharon más para hacer frente a la situación.

Sin embargo, los elementos específicos de COVID-19 no han sido validados. Para las personas con trastornos de salud mental graves o crónicos, la pandemia de COVID-19 no pareció exacerbar sus altos niveles de síntomas preexistentes. Sin embargo, los síntomas depresivos, ansiedad, preocupación y soledad aumentaron más en personas con trastornos de salud mental crónicos o nulos o menos graves.

Aunque este hallazgo podría sugerir una posible mayor necesidad de atención de salud mental entre las personas sin trastornos de salud mental, el aumento de los síntomas parecía bastante modesto. Como tal, los niveles elevados de síntomas entre esta población podrían representar en parte una respuesta normal de tristeza y miedo a una crisis sin precedentes.

Mientras tanto, notaron una disminución en los síntomas depresivos y la preocupación entre las personas con la mayor carga de trastornos de salud mental, lo que tiene varias explicaciones posibles. En primer lugar, con las estrategias de mitigación de la transmisión implementadas, las personas con trastornos mentales graves pueden experimentar cierta sensación de relajación a medida que su mundo y sus hábitos se sincronizan más con la sociedad en cuarentena.

En segundo lugar, quedarse en casa podría ayudarlos a construir una rutina diaria estructurada y fija, que se ha expresado como un entorno preferible para proporcionar una sensación de seguridad. En tercer lugar, la disminución de los síntomas depresivos y la preocupación pueden atribuirse a la regresión a la media y la recuperación debido al curso naturalista de los trastornos de salud mental. Sin embargo, los niveles de gravedad de los síntomas prepandémicos se basaron en las puntuaciones medias de las oleadas anteriores que abarcan muchos años.

En el informe, utilizaron la primera respuesta al cuestionario en línea, y más del 80% de los datos durante la pandemia COVID-19 se recopilaron durante el primer mes del cierre nacional en los Países Bajos. Por lo tanto, sus hallazgos representan la reacción emocional inicial que podría estabilizarse o disminuir después de que las personas comenzaron a adaptarse a la situación o recibieron más información sobre el virus. La reunión de datos está actualmente en curso y permitirá rastrear los cambios longitudinales en las cuatro dimensiones de los síntomas y el impacto percibido en la salud mental y el afrontamiento durante la trayectoria más larga de la pandemia.

Las fortalezas de este estudio incluyen un estado psiquiátrico bien caracterizado (basado en varias entrevistas de diagnóstico) y el uso de elementos específicos de COVID-19 y cuatro escalas de síntomas validadas para evaluar múltiples dimensiones de la respuesta emocional a la pandemia. Este documento es uno de los primeros en relacionar datos longitudinales de salud mental de más de 10 años antes de la pandemia entre los mismos individuos y sus niveles de síntomas. Estos datos a largo plazo permitieron una verificación válida de los verdaderos cambios en los síntomas de salud mental. (Con información de Infobae)

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió de la enorme desigualdad en la distribución de la vacuna contra el SARS-CoV-2 y alertó de graves consecuencias.

“Debo ser franco: el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico, y el precio de este fracaso se pagará con las vidas y el sustento de los países más pobres”, alertó Tedros en el discurso de apertura del Comité Ejecutivo de la OMS, que se reúne a lo largo de los próximos nueve días.

El máximo responsable de la OMS consideró que no es justo que gente sana y joven en naciones ricas acceda a la vacuna antes que grupos vulnerables en países más pobres.

Como ejemplo, explicó que se habían distribuido alrededor de 39 millones de dosis de la vacuna anticovid en 49 de los países más ricos, en comparación con tan solo 25 dosis en una nación pobre.

Hasta este enero, China, India, Rusia, Reino y Estados Unidos han desarrollado vacunas contra el coronavirus, y otras han sido desarrolladas por equipos multinacionales, como la de Pfizer, una colaboración germano-estadounidense. Casi todas estas naciones han priorizado la distribución a su propia población.

El máximo responsable de la OMS consideró que la estrategia del “yo, primero” será contraproducente ya que hará que suban los precios y llevará a la acumulación de vacunas.

“Al final, estas acciones tan solo prolongarán la pandemia, las restricciones necesarias para contenerla y el sufrimiento humano y económico”, añadió.

El jefe de la OMS pidió un compromiso pleno con la plataforma COVAX, coordinada por la OMS para garantizar un acceso equitativo de las vacunas en los países en desarrollo con ayuda financiera de los países desarrollados, que está previsto que empiece a funcionar el mes que viene.

“Reto a todos los estados miembros a que garanticen que, para el Día Mundial de la Salud el 7 de abril, las vacunas contra la covid-19 estén siendo administradas en todos los países, como símbolo de esperanza para superar tanto la pandemia como las desigualdades que están en la raíz de tantos desafíos globales de salud”.

Hasta este enero, más de 180 países se habían unido a la iniciativa COVAX. Su objetivo es unir a los países en un bloque para que tengan mayor poder a la hora de negociar con las farmacéuticas.

Un total de 92 países -todos ellos de ingresos medios o bajos- adquirirán las vacunas a través de un fondo patrocinado por donantes.

“Hemos conseguido 2.000 millones de dosis de cinco productores, con opción a 1.000 más, y esperamos empezar con la distribución en febrero”, dijo Tedros.

Pese a las desigualdades, el director general consideró que aún no es tarde para revertir la situación. “Hago un llamado a todos los países para que trabajen conjuntamente para garantizar que en los primeros 100 días de este año, la vacunación de los trabajadores sanitarios y las personas mayores esté en marcha en todos los países”.

La inusual estrategia del país que está vacunando primero a los jóvenes y no a los ancianos contra la covid-19

El mes pasado, la Alianza Vacuna del Pueblo, una red de organizaciones que incluye a Amnistía Internacional, Oxfam o Justicia Global Ahora, denunciaron que los países ricos estaban acumulando dosis de vacunas anticovid y alertaron que las personas de países pobres se quedarían atrás.

La coalición señaló que cerca de 70 países de bajos ingresos tan solo podrían vacunar a una de cada 10 personas.

Conseguir una vacuna con efectividad probada no es suficiente para detener la pandemia, pues hará falta garantizar su distribución.

Canadá, en concreto, fue muy criticada; la coalición denunció que el país había pedido suficientes dosis de vacunas como para proteger a cada canadiense unas cinco veces.

En diciembre, la ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, rechazó las acusaciones de que el país estuviera acumulando vacunas y señaló que cualquier debate sobre un excedente era algo “hipotético” ya que las dosis no se habían entregado.

Gould aseguró que Canadá estaba destinando US$380 millones para ayudar a países en desarrollo en su lucha contra la covid-19. (Con información de la BBC)

Alerta máxima de casos COVID-19 en Puebla: SSA anunció 54 mil 977 casos positivos y 6 mil 799 fallecidos

El titular de la Secretaría de Salud, José Antonio Martínez García, informó que se han registrado 54 mil 977 casos positivos por COVID19 de 97 mil 720 muestras procesadas en el Estado de Puebla y 6 mil 799 fallecimientos, desde el inicio de la pandemia.

Dijo que se han reportado mil 362 pacientes hospitalizados tanto en hospitales de gobierno estatal, federal o privados, de los cuales se encuentran 182 en estado crítico ocupando camas de terapia intensiva y con apoyo ventilación mecánica asistida.

Refirió que, ya aumentó el rebrote en la cresta de contagios, se mantiene los trabajos de difusión para exhortar a la ciudadanía a seguir manteniendo las medidas preventivas, pues en 24 horas se tuvo mil 119 casos positivos con Covid-19 en el estado de Puebla, por lo que se debe reforzar la solidaridad social en el uso de cubrebocas y confinamiento.

Amplían hospitales públicos camas para la atención a pacientes de COVID-19 -Los Servicios de Salud, IMSS, ISSSTEP e ISSSTE incrementaron en un 30 por ciento su capacidad. -El reporte epidemiológico reporta 119 nuevos contagios y 33 defunciones más.

CIUDAD DE PUEBLA, Pue.- Ante el incremento de hospitalizaciones provocadas por la COVID-19, los nosocomios públicos incrementaron en un 30 por ciento su capacidad, lo que representa un total de 297 camas más, señaló el secretario de Salud, José Antonio Martínez García.

El funcionario detalló que la ampliación en el número de camas en los Servicios de Salud es de 254, IMSS, 24; ISSSTEP, 13 e ISSSTE, seis.

Durante la videoconferencia del gobernador Miguel Barbosa Huerta, el titular de la dependencia informó que el reporte epidemiológico confirmó 119 nuevos casos más de SARS-CoV-2 y 33 defunciones en las últimas 72 horas.

Del total de casos activos, entre ambulatorios y hospitalizados, indicó que son mil 620 distribuidos en 92 municipios.

Respecto a los pacientes hospitalizados, Martínez García dijo que suman mil 362, de los cuales 182 requieren ventilación mecánica asistida.

Sobre la atención a pacientes por unidad médica, el secretario precisó que en los hospitales de la Secretaría hay 511, Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 430; ISSSTEP, 148; hospitales privados, 114; ISSSTE, 110; Hospital Universitario, 35, y el Hospital Militar Regional, 14.

 

 

La UNAM puso a disposición de los gobiernos federal y de la Ciudad de México 20 ultracongeladores para coadyuvar a la cadena de frío, indispensables para apoyar el proceso de vacunación contra la COVID-19.

Tienen una capacidad, en conjunto, cercana a 10 mil 500 litros, lo que permitiría almacenar de tres millones a cuatro millones de dosis de la vacuna de la farmacéutica Pfizer, la cual requiere de una temperatura aproximada a 70 grados centígrados bajo cero, ya que si no se preserva en esas condiciones puede perder su efectividad.

Cabe destacar que durante una reunión con el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Luciano Concheiro Bórquez, y la secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, Rosaura Ruiz Gutiérrez, el rector Enrique Graue Wiechers aseveró que la UNAM estará lista para colaborar con las autoridades sanitarias del país en la campaña de vacunación, con todo su conocimiento, su infraestructura y con el entusiasmo propio de los universitarios.

La idea es que, en breve, las universidades del país sumen esfuerzos y puedan integrar una red de ultracongeladores que facilite la logística de la cadena de frío en todo el territorio nacional durante la campaña de vacunación.

El coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, William Lee Alardín, explicó que su almacenamiento requiere equipos especializados que típicamente se utilizan en la industria farmacéutica; así como en instituciones de investigación y de educación para conservar muestras de diferentes tipos, principalmente biológicas.

En el caso de la Universidad Nacional diversas entidades académicas cuentan con ultracongeladores, como las facultades de Química, Medicina y Medicina Veterinaria y Zootecnia, los institutos de Química, Investigaciones Biomédicas, Neurobiología o Biotecnología, o las escuelas nacionales de Estudios Superiores. Por encargo de la Rectoría, desde hace varias semanas se realizó un censo de los equipos con las características requeridas en el proceso de vacunación.

Lee Alardín dijo que se cuenta con un número importante de ultracongeladores, la mayoría ocupados total o parcialmente con muestras que se han tomado durante años y décadas en la Universidad. No obstante, la UNAM dispone, al menos, de 20 aparatos para ser usados en la preservación de las vacunas mientras son administradas a la población.

En este momento la mayoría de los equipos están en el campus central de la UNAM, en Ciudad Universitaria; en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala; Cuernavaca, Morelos; Juriquilla, Querétaro, y Morelia, Michoacán.

El coordinador precisó que si el gobierno lo determina, los ultracongeladores tendrían que estar centralizados en el lugar donde llegue la vacuna, y no dispersos en las entidades universitarias.

Para su funcionamiento, explicó Lee Alardín, requieren de un entorno estable en términos de temperatura -idealmente con aire acondicionado- y un suministro de corriente eléctrica regulado y garantizado.

“Por lo general están respaldados con plantas de luz de emergencia o a diésel por si hay un apagón. Si fallan y se calientan, se echa a perder todo lo que está adentro”, subrayó.

Por ello, es fundamental prever si se requerirá mover los equipos, ya que por las temperaturas que manejan, esa operación no sólo consiste en desenchufarlos y volverlos a conectar, por lo que puede tomar varios días el proceso. “Pero en principio se puede hacer y eso es lo que hemos comunicado, como nos indicó el Rector, a la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP”.

La mayoría de los ultracongeladores tiene capacidad de aproximadamente 500 litros; son equipos de casi 300 kilogramos; su tamaño es mayor al de un refrigerador casero, y tienen cerca de 36 pies cúbicos.

“Dependiendo de cómo vengan empacadas las vacunas de Pfizer, estimamos que los 20 equipos darían para almacenar unos cuantos millones de dosis, que sumado a lo que seguramente otras instituciones de educación superior e investigación pueden aportar, sería más que suficiente para almacenar las que vayan llegando”, abundó Lee Alardín.

El funcionario universitario aseguró que la UNAM está a la espera de ser informada si se requerirán los ultracongeladores y, en su caso, pasar a la etapa de planeación, determinar dónde deben estar y ponerlos a disposición.

William Lee sostuvo que este es un ejemplo adicional de las acciones, medidas y propuestas de la Universidad Nacional en torno a la pandemia, como la realización de estudios, desarrollo de equipos, vacunas y terapias, orientadas a mitigar la emergencia sanitaria y sus efectos en la sociedad.

De esta manera, la UNAM dio un paso al frente para apoyar la cadena de frío, indispensable para llevar adelante el proceso de vacunación. (Con información de UNAM Global)

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