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Las hijas denunciaron atención deficiente y promesas incumplidas del equipo.
El 25 de noviembre de 2020 murió Diego Armando Maradona, y a cinco años la causa penal que buscaba responsabilidades volvió a poner sobre la mesa la precariedad del cuidado recibido. ¿Quiénes estaban implicados? Ocho profesionales de la salud atendían al astro en su domicilio; siete comparecieron ante la Justicia. ¿Cómo se desarrolló el proceso? El juicio comenzó en marzo de este año y quedó anulado el pasado 29 de mayo tras conocerse que la jueza Julieta Makintach participaba en un documental sobre el caso.
Los peritajes médico-forenses registraron cirrosis hepática, una patología pulmonar crónica y “un aumento monstruoso de la cavidad abdominal”; señalaron además alteraciones renales y un corazón con signos graves —“más del doble de lo normal”. El certificado final atribuye la defunción a “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”. En noviembre de 2020, tras una intervención en la Clínica Olivos, el neurocirujano Leopoldo Luque convenció a la familia de continuar la recuperación en domicilio en vez de una clínica de rehabilitación, decisión que las hijas cuestionaron.
Testimonios documentaron fallas prácticas: la ambulancia prometida de alta complejidad permaneció unos dos días; la vivienda carecía de un baño accesible y de un desfibrilador; el personal de enfermería dormía alejado del cuarto del paciente. Las hijas describieron la estrategia como “una puesta en escena nefasta”. Los registros médicos consignan que Maradona fue revisado por última vez a las 00:30 h del 25 de noviembre; la policía fue notificada a las 13:00 h. Un primer médico estimó que la muerte ocurrió “una o dos horas” antes de su llegada; un perito forense habló de una agonía de hasta doce horas.
La anulación frenó el avance del juicio; sin embargo, un nuevo proceso está previsto para iniciarse el 17 de marzo de 2026, donde volverán a evaluarse responsabilidades profesionales y humanas.


