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Diplomáticos chinos se movilizan con mensaje directo a líderes del mundo.
Beijing se muestra como defensor del orden económico internacional.
El presidente Xi Jinping lanzó una ofensiva diplomática global con un mensaje contundente: “No se puede confiar en Trump”. El objetivo es frenar las negociaciones que múltiples países mantienen con Estados Unidos durante los 90 días de moratoria arancelaria impulsados por el expresidente republicano.
Diplomáticos chinos, enviados por Xi, están visitando gobiernos en todo el mundo para persuadirlos de no ceder ante las propuestas de Trump. Mientras tanto, Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, intenta consolidar un frente internacional para presionar a China.
Beijing ha optado por una estrategia activa: desvincular su economía de las exportaciones estadounidenses, reforzar su papel en el comercio global y destacar su poder militar y estabilidad interna como ventaja frente a la volatilidad política de Trump.
Este movimiento sucede en los 90 días previos al fin de la moratoria arancelaria, periodo en el que China intenta desactivar el avance geopolítico de Trump, quien exige que Beijing dé el primer paso para reducir tensiones.
“Se trata del sistema económico internacional, no solo de China y EU”, advirtió Wu Xinbo, director del Centro de Estudios Americanos de la Universidad de Fudan