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En una noche marcada por el terror, un ataque aéreo ruso sobre Kyiv dejó al menos once civiles muertos y más de 130 personas heridas, según informó la Misión de Monitoreo de los Derechos Humanos en Ucrania.
Danielle Bell, jefa de la Misión, describió con crudeza el escenario: “Vimos viviendas reducidas a escombros y a residentes angustiados esperando noticias de sus seres queridos atrapados”. Su testimonio refleja la magnitud emocional y humana de la tragedia.
Uno de los episodios más devastadores tuvo lugar en el distrito Sviatoshynskyi, donde un misil ruso destruyó una sección completa de un edificio residencial de nueve pisos. Las labores de rescate no se detienen: entre escombros, voluntarios y rescatistas luchan por encontrar sobrevivientes.
El ataque se produjo durante la noche del miércoles y fue documentado en el más reciente reporte mensual del organismo, que reveló cifras alarmantes: junio cerró con 232 civiles muertos y 1343 heridos, el número más alto en tres años. Julio apunta a mantener esta trágica tendencia.
La emergencia humanitaria crece, al tiempo que la comunidad internacional observa con preocupación el recrudecimiento de la violencia contra objetivos civiles en Ucrania.
