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Una tormenta solar de categoría G4 mantiene bajo tensión el campo magnético terrestre, según la última actualización de la NOAA. El fenómeno, descrito como “severo”, ocurre tras la llegada de una eyección de masa coronal (CME) que liberó una enorme nube de plasma desde la superficie del Sol hacia la Tierra.
El impacto directo con la magnetosfera ha comprimido el escudo natural del planeta a niveles que no se registraban desde hace varios años. Este tipo de eventos se produce cuando partículas cargadas viajan a velocidades de millones de kilómetros por hora, alterando el equilibrio del entorno magnético terrestre.
Los modelos de seguimiento muestran una clara distorsión en la burbuja protectora del planeta, un escenario que algunos investigadores comparan con un “huracán solar”. La NOAA advierte que este tipo de tormentas puede interferir con satélites, comunicaciones de radio, GPS y redes eléctricas.
El fenómeno también ofrece un lado fascinante: la aparición de auroras boreales en regiones donde rara vez se observan. Estas luces dan testimonio visual del intercambio energético entre el Sol y la atmósfera terrestre.
El evento, uno de los más fuertes del clima espacial reciente, confirma la influencia constante del Sol sobre la Tierra. En palabras de los científicos, “nuestra tecnología es avanzada, pero sigue siendo vulnerable ante la energía solar”.


