¡Síguenos!No señores, no se equivoquen ni mientan, la Ley de Ciberasedio que aprobó por mayoría la LXII legislatura de Puebla nada tiene que ver con censurar la libertad de expresión, pero sí con sancionar mediante la ley y la aplicación de justicia el acoso en las redes sociales, el hostigamiento, el vituperio, el chantaje, la extorsión, las amenazas, el perjuicio de honras, la violencia sexual y de género.
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A diferencia de las mentes cuadradas y distorsionadas, las mayorías no quieren lidiar con piratas informáticos (hackers) que se han unido a la delincuencia organizada para crear un mundo de terror.
Abundan los cobardes que se escudan en el anonimato creando cuentas falsas para agredir; en programas informáticos (granjas de bots) que de forma maliciosa causan daño o buscan manipular; en portales fantasmas para negociar convenios; usurpan o falsean identidades. Esto no se justifica y menos pueden catalogarse como medios informativos que se dicen agredidos por la Ley de Ciberasedio.
El foro que abrirá el congreso local a petición del gobernador Alejandro Armenta, a través de la diputada Laura Artemisa García Chávez, para que participe la sociedad en general con opiniones y propuestas, no indica que vaya hacia atrás la ley, por el contrario, es para enriquecerla y consolidarla. Son muchos más los ciudadanos buenos que los malos.
El gobierno de México está de acuerdo en el impulso a este tipo de iniciativas con plena protección a la libertad de expresión y de crítica.
Sin embargo, los mal intencionados insisten en que se violenta la libre circulación de las ideas y el debate público.
Su argumento es una falacia.
Si bien la libertad de expresión es un derecho que se remonta a la antigüedad (Grecia y Roma, ejemplos claros) implicando la facultad de expresarse sin temor a represalias, se ha venido perfeccionando en las diferentes civilizaciones que pugnan por la democracia. En México está consagrada en los artículos 6 y 7 de la Constitución; sin embargo, hay que entender, sin sesgos ni interés de por medio, que quienes reclaman y ejercen esa libertad no pueden ni deben atentar contra la intimidad, la imagen, el honor y el buen nombre de otras personas.
Es obligado y un deber ciudadano entender que en ninguna parte del mundo es aceptable la incitación a la violencia y el odio.
Hay opiniones que en sí mismas son reprobables.
No confundir la libertad de expresión con el libertinaje, hay una gran diferencia que no alcanzan a comprender los embozados cabezas cuadradas.
POSDATA: Contrario a los malquerientes que andan vigilando e inventando hasta lo que no hace el coordinador del gabinete José Luis García Parra, fue un acierto su iniciativa del Ciberasedio, aprobada por la mayoría de los diputados poblanos y que, seguramente, será avalada por diferentes sectores representativos de la sociedad poblana.