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Esta semana, el mundo entró en una nueva etapa de tensión.
Estados Unidos ejecutó ataques aéreos de precisión contra tres instalaciones estratégicas del programa nuclear iraní: Natanz, Fordo e Isfahán. Con esta acción, el conflicto escaló peligrosamente, dejando claro que ya no se trata de advertencias, sino de fuego real en zonas críticas.
En ese contexto, México alzó la voz.La presidenta Claudia Sheinbaum recurrió a una frase del papa Francisco, potente y clara:
“La guerra es el mayor fracaso de la humanidad. […] La paz no es solo ausencia de guerra, es la construcción de la justicia”. Un mensaje que no solo conmueve, también posiciona.
La mandataria reafirmó el papel histórico de nuestro país: neutral, pero nunca indiferente.
Apegada al artículo 89 de la Constitución, Sheinbaum reiteró que México se mantendrá firme en su compromiso con la solución pacífica de los conflictos.
Además, hizo un llamado puntual a la ONU: debe dejar de ser un mero espectador.
“Debe ser hoy más que nunca la institución que llame a la construcción de la paz”, dijo.
Y no es solo una exigencia: es una alerta mundial ante el riesgo de una desestabilización irreversible.
Desde el otro lado del tablero, Donald Trump reapareció en escena con un mensaje que huele a pólvora:
“Si no hay paz, iremos tras otros objetivos”.
En un tono desafiante, elogió la operación como una de las más impresionantes de las últimas décadas.
“Lo que hicimos esta noche, ningún ejército del mundo podría haberlo hecho”, afirmó, visiblemente satisfecho.
El expresidente, acompañado de su retórica habitual, agradeció al ejército estadounidense y al israelí por el ataque conjunto, y dejó una amenaza flotando:
“Tenemos muchos más objetivos listos para ser neutralizados en minutos”.
Y mientras unos lanzan misiles y otros llamados a la razón, el Ayatolá Ali Khamenei cruzó la línea roja: declaró abiertamente la guerra a Estados Unidos. Ordenó el cierre del Estrecho de Ormuz —arteria clave del petróleo mundial— y calificó como “blancos legítimos” a todos los estadounidenses en la región.
Bases estadounidenses en Bahrein, Irak, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. En redes oficiales, Irán respondió al operativo: “Solo golpearon humo”.
Con tono desafiante, aseguraron que el uranio permanece bajo control iraní, y que las instalaciones fueron protegidas desde marzo.
“Ya habíamos afilado nuestras espadas. Ha llegado el momento de desenvainarlas”.
La región arde. Y el mundo observa, expectante.
En medio de la tempestad, México apuesta por la palabra mientras otros disparan.
Hoy, la diplomacia parece una vela encendida en medio del vendaval.
Pero a veces, una sola llama puede evitar que todo se queme.