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▪️ Estados Unidos grava con hasta 30% productos clave del sector pesquero.
▪️ La construcción naval y la infraestructura portuaria, entre los más afectados.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) lanzó una advertencia que no debe pasarse por alto: el comercio marítimo mundial está en riesgo, y no es por tormentas o piratas, sino por las crecientes tensiones comerciales entre potencias económicas.
De acuerdo con su más reciente informe, la imposición de aranceles sobre materiales estratégicos, como el acero y el aluminio, ya está afectando los costos de construir barcos y mejorar puertos. No es un tema menor: si construir es más caro, transportar también lo será… y eso lo sentiremos todos.
Y es que, además, los nuevos aranceles asimétricos —es decir, aplicados de forma desigual según el país de origen— están comenzando a alterar los flujos comerciales tradicionales, esos que durante años han sostenido a la industria del transporte marítimo.
Estados Unidos, por ejemplo, ha impuesto un arancel del 10% a casi todas las importaciones de productos pesqueros sin procesar. Y si provienen de China, la tasa sube hasta un 30%. El problema: la producción local de este tipo de alimentos es limitada, lo que podría traducirse en un fuerte aumento de precios en los supermercados y cadenas de distribución.
“La verdad es que no se trata solo de economía, sino de cómo se mueve el mundo”, explican analistas de comercio internacional. Y cuando hablamos de barcos que cruzan océanos llenos de bienes, hablar de frenos es hablar de consecuencias globales.