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Fue deportada junto con otros activistas y un periodista
En un giro que mezcla drama diplomático y activismo internacional, Greta Thunberg aseguró haber sido “secuestrada en aguas internacionales” por el ejército israelí. La joven de 22 años participaba en una misión a bordo del yate Madleen, con destino a Gaza, cuando fue interceptada por fuerzas israelíes el pasado 1 de mayo.
La embarcación, registrada bajo bandera del Reino Unido, zarpó desde Sicilia con un objetivo: romper el bloqueo naval de Israel y entregar insumos urgentes como medicina, agua y comida. Según Thunberg, la situación en Gaza es desesperada, con una “hambruna provocada por el sitio militar”.
De acuerdo con la versión israelí, los pasajeros fueron llevados a tierra “para exámenes médicos de rutina”, mientras que videos oficiales mostraron gestos de cortesía, como ofrecerles sándwiches. Pero Greta no se quedó callada: “Nos detuvieron contra nuestra voluntad, nos encerraron en la parte baja del barco... eso no es asistencia, es propaganda”, sentenció.
Tras su breve detención, Thunberg fue deportada a Francia y de ahí seguiría a Suecia, según comunicó el Ministerio de Exteriores de Israel en su cuenta de X. El grupo legal Adalah confirmó que los 12 pasajeros contaron con representación jurídica y que cuatro de ellos, incluida Greta, optaron por dejar Israel voluntariamente.
Más allá del suceso
Desde París, Greta fue tajante: “La verdadera noticia no somos nosotros; es lo que vive la gente en Gaza cada día”. Un mensaje que, guste o no, vuelve a poner los focos sobre una crisis que no da tregua.