🔹 Descubren entierros prehispánicos bajo el zócalo de Izúcar de Matamoros
🔹 Las ofrendas halladas sugieren una fuerte influencia tolteca
🔹 El INAH confirma la importancia del hallazgo para entender a los primeros pobladores

El corazón de Izúcar de Matamoros volvió a latir con historia. Y no es una metáfora: durante las obras de remodelación del zócalo municipal, un grupo de arqueólogos descubrió cinco entierros humanos que datan del Posclásico Temprano (900–1200 d.C.), justo debajo del área del quiosco.

Este hallazgo sin precedentes en la zona fue coordinado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Dirección de Obras Públicas local, como parte de los trabajos de salvamento arqueológico. La supervisión corrió a cargo de Martha Adriana Sáenz Serdio y Carlos Cedillo Ortega, expertos adscritos al Centro INAH Puebla, junto con los arqueólogos independientes Marisol Yadira Cortés Vilchis e Irvin Daniel Vásquez.

Y es que lo que encontraron va más allá de huesos antiguos: cuatro de los entierros estaban acompañados por ofrendas cerámicas, algunas con formas de aves y serpientes. Un detalle que remite a la influencia tolteca, lo que podría cambiar lo que sabemos sobre las culturas que habitaron este valle antes del dominio mexica.

Además, los cuerpos —todos adultos— fueron hallados en posición fetal, una práctica funeraria común en la región. A sus pies, las ofrendas parecen hablar del respeto y los rituales de aquella época. Cerca, apareció un tlecuil (fogón) con restos de ceniza, y más al norte, un horno semicircular de un metro de diámetro, aún en análisis.

“La verdad es que en Izúcar hay muy pocos estudios arqueológicos previos. Este descubrimiento podría abrir una nueva línea de investigación sobre el origen y la vida cotidiana de sus antiguos habitantes”, explicó Sáenz Serdio.

Actualmente, los materiales se están analizando y estabilizando en un laboratorio provisional instalado en el mismo ayuntamiento. Pronto, pasarán a formar parte del patrimonio arqueológico regional.

Este descubrimiento no solo aporta piezas al rompecabezas histórico del sur de Puebla. También recuerda que bajo el concreto moderno, a veces, aún respira la memoria de los pueblos originarios.