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• La floración del agave es vital para su polinización, pero está siendo interrumpida
• Los murciélagos ayudan a mantener cultivos sanos sin necesidad de agroquímicos
La producción de mezcal y tequila no sería posible sin la intervención de unos aliados nocturnos: los murciélagos. Así lo señala el Dr. Romeo Saldaña Vázquez, investigador del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga (IIMA) de la IBERO Puebla, quien advierte sobre el desequilibrio ecológico que podrían generar las prácticas industriales en el cultivo del agave.
Estos mamíferos nocturnos no solo tienen mala fama injustificada, sino que también desempeñan funciones ecológicas críticas. Entre ellas, la polinización del agave, la dispersión de semillas y el control natural de plagas.
En México, existen al menos 140 especies de murciélagos, lo que representa el 10% de la diversidad mundial. Algunos de ellos pueden consumir hasta 50 toneladas de insectos por noche, lo que ayuda a reducir significativamente el uso de agroquímicos, preservar cosechas completas y mantener en equilibrio los ecosistemas agrícolas.
Pero hay un problema: la industria mezcalera impide que el agave florezca. En su afán por mantener la producción, muchas plantas son cosechadas antes de alcanzar su etapa reproductiva. Esto interrumpe el ciclo natural de polinización y pone en peligro tanto a los murciélagos como a la sostenibilidad de la bebida.
“El agave necesita florecer para que los murciélagos puedan polinizarlo. Sin esa etapa, se rompe un vínculo ecológico crucial”, explicó el Dr. Saldaña Vázquez en entrevista con medios universitarios.
Este hallazgo pone sobre la mesa una discusión urgente: ¿cómo equilibrar la demanda comercial con la conservación ambiental?
🔗 Más detalles del estudio pueden consultarse en ibero.mx.