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El Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos se contrajo un 0.2% a ritmo anualizado entre enero y marzo de 2025, según confirmó este jueves la revisión oficial del Buró de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés). Es la primera vez que la mayor economía del mundo muestra un retroceso desde 2022.
Este dato, aunque ligeramente mejor que la estimación preliminar, no deja de ser un claro reflejo de los efectos provocados por el cambio en el rumbo económico impulsado desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca el pasado 20 de enero.
La caída del PIB obedece principalmente al alza en las importaciones, que crecieron un sorprendente 42.6%, y a la disminución del gasto público, que bajó un 0.7%. Ambos factores ejercieron una presión directa sobre el desempeño económico general.
Eso sí, no todo fueron malas noticias. El informe señala que hubo un repunte en la inversión privada nacional, que subió un 24.4%, así como en el consumo de los hogares –aunque este último creció apenas un 1.2%, una cifra menor a la proyectada inicialmente.
También se destacó un modesto crecimiento en las exportaciones, que aumentaron un 2.4%, lo que ayudó a suavizar el impacto del balance general.
Este contraste es aún más marcado si se considera que, en el último trimestre de 2024, la economía estadounidense había crecido un sólido 2.4%.
La expectativa, ahora, está puesta en cómo responderán los mercados y los consumidores en los próximos meses ante el endurecimiento comercial promovido por la nueva administración.