¡Síguenos!
TwittearVisitas: 172
Desde Veracruz hasta Guatemala, pasando por Huimanguillo y Tenosique, Tabasco se convirtió en escenario de un entramado criminal dirigido por Hernán Bermúdez Requena, conocido como Comandante H o El Abuelo. Documentos clasificados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), revelados por Guacamaya Leaks en 2022, muestran cómo este funcionario consolidó el control delictivo tras la caída de Los Zetas.
Bermúdez Requena, quien asumió como secretario de Seguridad de Tabasco en diciembre de 2019, estableció una estructura operativa en alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El 2020 marcó el inicio de reuniones estratégicas con líderes criminales, quienes se convirtieron en brazos operativos de la organización.
El objetivo del gobierno de Adán Augusto López Hernández era pacificar el estado después de una ola de violencia. Pero la estrategia incluía dar “licencias” para delinquir a cambio de obediencia y evitar enfrentamientos internos. Este modelo favoreció operaciones de tráfico de migrantes, drogas y huachicol, coordinadas por figuras como Benjamín Mollinedo Montiel (“El Pantera”) y Euler Ruvalcaba Colorado (“El Rayo”).
El modus operandi incluía cobro de piso, extorsión, homicidios y extracción ilegal de combustible. Según la Sedena, los crímenes se ejecutaban bajo protección estratégica, incluso trasladando ejecuciones fuera de Tabasco para “no alterar las cifras oficiales”.
Este caso plantea una pregunta crítica: ¿hasta qué punto un plan de pacificación puede convertirse en pacto criminal? Las revelaciones de la Sedena configuran un escenario donde la línea entre autoridad y crimen se difumina, dejando una huella profunda en la seguridad de Tabasco y la percepción ciudadana sobre la justicia.
🔹 Fuentes: El Universal, Sedena, Guacamaya Leaks.
Destacados
Hernán Bermúdez Requena consolidó control criminal tras desaparición de Los Zetas.
Se documenta alianza con CJNG para coordinar tráfico y extorsión.
Operaciones incluyeron tráfico de migrantes, droga y huachicol.
“Licencias” para delinquir garantizaban obediencia y pacificación.
Sedena confirma traslados de ejecuciones fuera de Tabasco.