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El movimiento campesino pide revisar las importaciones que afectan al campo mexicano.
Ciudad de México. — “Un precio de miseria de $4.25 de sorgo y $5.50 de maíz no nos deja ni para seguir trabajando, señor”, expresó con voz firme un agricultor durante una protesta que se volvió viral esta semana. Su reclamo sintetiza la frustración de cientos de campesinos mexicanos que exigen al gobierno federal un precio justo para los granos básicos.
En los últimos días realizó cierres intermitentes en autopistas, busca visibilizar una crisis que, según ellos, no es de capricho, sino de necesidad.“Estamos aquí para poder seguir trabajando, para tener un pueblo alimentado”,
insistió el productor, destacando que las importaciones de granos extranjeros están provocando una caída en los precios nacionales.
Aunque el gobierno federal y las organizaciones rurales alcanzaron un acuerdo parcial para revisar los mecanismos de comercialización del maíz y el sorgo, algunos bloqueos permanecen activos, principalmente en zonas del norte del país. Las autoridades confirmaron que continúan las mesas de diálogo para estabilizar el mercado y evitar mayores afectaciones al transporte.
Los agricultores señalan que el costo actual del grano apenas cubre los gastos de producción. Denuncian que, mientras se prioriza la importación de granos más baratos, los productores locales enfrentan pérdidas que amenazan con vaciar el campo mexicano.
Con una mezcla de rabia y esperanza, los manifestantes mantienen su postura:“No estamos aquí por gusto, sino porque queremos seguir sembrando”.
El mensaje, replicado millones de veces en redes, ha convertido su causa en un símbolo del descontento rural frente a las políticas de precios agrícolas.
 
						 
				
               	
                 
		
 
  
 

