¡Síguenos!
TwittearVisitas: 135
🔐 Senderistas implementan estrategias de seguridad ante asaltos
🧗♀️ La cima se convierte en terreno controlado por el crimen
Puebla, Pue., 21 de julio de 2025. Las montañas de México, antes símbolo de paz espiritual y belleza natural, ahora también representan una amenaza silenciosa: la inseguridad. Guías como Elena Cortés, originaria de Celaya, enfrentan un dilema inesperado: elegir entre la aventura o la protección de su equipo.
Su meta es conquistar las 10 cumbres más altas del país, desde el monte Tláloc hasta el imponente Pico de Orizaba, pero la violencia ha impuesto límites. Cancelaciones, rutas modificadas y protocolos de emergencia se han vuelto parte del nuevo paisaje del montañismo.
Los relatos no son nuevos, pero sí más frecuentes. Desde 2015, cuando un grupo fue asaltado en el Refugio de los 100 en el Iztaccíhuatl, se han reforzado algunas medidas, como la creación de la Policía de Alta Montaña en el Edomex. Aun así, zonas como el Ajusco, Telapón y Tláloc siguen siendo escenarios de robos.
Rubén Gracia, colaborador de la IBERO Puebla, suspendió actividades en el monte Tláloc ante reportes constantes de crimen. Por su parte, César Silva Reyes reveló que en 2023 grupos criminales tomaron el control de las rutas al Pico de Orizaba, exigiendo cuotas a los excursionistas.
Aunque no hay cifras oficiales, organizaciones como Montañistas Unidos han reportado casos graves, desde amenazas hasta agresiones con armas de fuego. La respuesta institucional ha sido limitada, mientras los guías crean sus propias estrategias de defensa.
“El miedo ha reemplazado al silencio natural”, reflexiona Cortés, quien recientemente volvió a subir el monte Tláloc, pero con nuevos protocolos de seguridad. A pesar de todo, su pasión por las montañas resiste al peligro.