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El lastre de PEMEX compromete la estabilidad y el margen fiscal del país.
Se estima que la deuda superará el 50% del PIB en 2027.
La agencia Moody’s advirtió este jueves que las nuevas medidas recaudatorias del gobierno de México resultan insuficientes para cubrir el aumento de los gastos fijos, en particular los programas sociales y la financiación a Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Durante un congreso celebrado en la Ciudad de México, Renzo Merino, ejecutivo de Moody’s a cargo del análisis de la calidad crediticia de México, explicó que “PEMEX sigue siendo un problema” para las finanzas públicas.
El organismo señaló que el peso del gasto rígido y el incremento en el pago de intereses de la deuda mantienen la calificación crediticia en Baa2, el nivel más bajo dentro del grado de inversión. De acuerdo con sus proyecciones, la deuda del gobierno federal podría superar el 50% del PIB en 2027, lo que encendería alertas por el costo de los intereses, que consumen 17% de los ingresos federales.
El subsecretario de Industria y Comercio, Vidal Llerenas, aseguró que se prevé un aumento de ingresos con medidas como aranceles a países sin tratados, mayor recaudación en aduanas y el Plan México para impulsar el consumo interno. Sin embargo, especialistas consideran que estas medidas no representan una solución estructural.
En el primer año de la presidenta Claudia Sheinbaum, Moody’s observó un incremento en compromisos fijos como transferencias sociales y pago de deuda, lo que reduce margen para educación e infraestructura. El presupuesto 2026 contempla un déficit de 4.1% del PIB, mayor al 3.5% previsto.
Respecto a PEMEX, la calificadora mejoró su nota de B3 a B1 con perspectiva estable, gracias a la inversión gubernamental, aunque sin ese respaldo la empresa se mantiene en Caa. Roxana Muñoz, experta en la petrolera, adelantó que la deuda podría bajar a 78 mil millones de dólares en 2027, generando un ahorro de 5 mil millones en intereses.
Aun así, la falta de inversión estructural y los problemas de refinación siguen siendo un lastre. Desde 2019, PEMEX dejó de aportar ingresos al Estado, lo que acentúa la fragilidad fiscal.